La última Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y correspondiente al cuarto trimestre de 2013, aporta un dato preocupante para el futuro del empleo en nuestro país: los autónomos con asalariados contratados bajaron 289.600 en comparación con el cuarto trimestre de 2008 (los últimos cinco años de la crisis), lo que supone una caída del 24,85%. Según la EPA, en el cuarto trimestre de 2013 existían en nuestro país 875.700 autónomos con trabajadores asalariados a su cargo, mientras que cinco años antes, ese número era de 1.165.300.

Este dato de la EPA es especialmente preocupante ya que limita a corto y medio plazo las posibilidades de creación de empleo tanto por cuenta propia como asalariado. En efecto, la desaparición de autónomos empleadores tiene como consecuencia no sólo la pérdida del empleo del trabajador por cuenta propia, sino también la de todos los trabajadores asalariados que tuviera contratados.

La desaparición de una cuarta parte de los autónomos empleadores en sólo cinco años es un dato muy preocupante, especialmente en un país que concentra su empleo de forma muy mayoritaria en las pequeñas actividades, y da una idea clara de la intensidad destructiva de la crisis que estamos viviendo. Cabe suponer, además, que un buen número de autónomos que antes eran empleadores se han mantenido en la actividad pero sin asalariados, consecuencia de la crisis, la caída del consumo interno y las dificultades de financiación que encuentran los autónomos y microempresas.

 

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